Los eventos son una herramienta de comunicación en los que una empresa o entidad invierte un porcentaje de su presupuesto para conseguir unos objetivos estratégicos concretos.

Una vez finalizado el evento, el ritmo de actividad y la adrenalina descienden, pero no significa que termine el trabajo. Queda una parte fundamental para alcanzar el éxito de la organización: llega el momento de evaluar todas las áreas, analizar cuáles han funcionado correctamente y detectar los errores cometidos. Para conseguir una información lo más ajustada posible a la realidad, el proceso de análisis y evaluación empieza antes del evento estableciendo expectativas, objetivos… Continúa a lo largo del evento recolectando información, facturas, contratos, anotando el cumplimiento de objetivos y plazos, investigando sobre el grado de satisfacción de los clientes y agentes implicados. Y termina con el informe de resultados y medición de impacto. Es importante que esta evaluación se realice durante la semana posterior a la finalización del evento, ya que por su proximidad en el tiempo será fácil identificar todos los elementos del mismo.